TERRENO
Lo que nos arraiga.
El suelo es un factor primordial en la calidad de todos los vinos. En el marco de Montilla-Moriles predominan tierras albarizas, algunas de ellas con un alto contenido en sílice, ideal para el cultivo de nuestra Pedro Ximénez.
Este mineral provoca una intensa refracción de la luz que adelanta en varios días la madurez de la uva con respecto al resto de la zona, proporcionando mostos a finales de agosto, con una gran riqueza en azúcares.
La existencia de suelos aireados, profundos, secos y ricos en carbonato cálcico, hacen del terreno de la campiña cordobesa un perfecto sustrato para esta variedad.
Las particulares condiciones climatológicas que se dan en el marco de nuestra denominación de origen hacen de ella una zona única en el mundo para el soleado de las uvas en las paseras.